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En la vida diaria nos enfrentamos de forma constante a situaciones adversas que se contraponen a nuestros deseos de superación y éxito, es precisamente cuando ponemos en práctica nuestra resiliencia.
La resiliencia en términos psicológicos se define como la capacidad de la persona para sobreponerse a periodos de dolor emocional, cuando un sujeto es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada, sobreponiéndose a contratiempos, incluso saliendo fortalecido de los mismos.
“La resiliencia es un proceso dinámico que tiene por resultado la adaptación positiva en contextos de gran adversidad” Luthar (2000)
Importante es mencionar que las personas resilientes se forman, no precisamente nacen, la psicología Patterson (2002) distingue este concepto como capacidad o atributo de toda persona, es decir, todos podemos desarrollarla, no restringiéndola a una capacidad genética o de nacimiento.
Un factor determinante que pone a prueba este concepto, es el estrés en la que constantemente nos encontramos en nuestra rutina diaria, ese momento en el cual la presión de las responsabilidades podría vernos superados y muchas veces derrotarnos. Este es el momento preciso para poner en práctica nuestro perfil de persona resiliente.
Leyendo todo esto, se te podría venir a la mente características que una persona resiliente comparte, entre las más significativas están, el alto sentido del humor, personas sociables, muchas de ellas tienen un buen control de impulsos, asertividad en su comunicación, son personas que constantemente se automotivan ya que su buen nivel de autoestima los hace percibirse competentes en cualquier ámbito de vida facilitando la superación de esos momentos de apuro. ¿Conoces a alguien con este perfil?
Ahora bien, en el deporte, el término resiliencia es un constante trabajo diario en los deportistas de alto nivel, ellos están sujetos a situaciones de estrés, manejo de emociones con aficionados, búsqueda de resultados inmediatos, por lo que la presión social es una forma de vida constante y no olvidemos el riesgo inminente de lesiones, esas que ponen en entredicho su propia capacidad física.
“La resiliencia en la psicología del deporte, se refiere a la capacidad de afrontar, resistir y superar la adversidad con más recursos y mejores resultados que la mayoría de las personas”. (Schiera, 2005)
En el ámbito del deporte han sido muy pocas las investigaciones al respecto en comparación con el área clínica, en el 2008 Galli y Vealey realizaron entrevistas por separado a deportistas élite, las preguntan estaban encaminadas a aquellos hechos adversos que tuvieron que superar en el deporte, entre las situaciones mencionadas estuvieron las lesiones, apuros con el rendimiento óptimo, enfermedades, transiciones a diferentes categorías, por lo que, en resumidas cuentas se pudo establecer que el perfil de un deportista resiliente está en su actitud positiva, madurez, competitividad, compromiso y una fuerte determinación.
Entendiendo esto, se me viene a la memoria al ex jugador brasileño de futbol, Ronaldo, en el 2000 se rompe por completo los tendones de la rodilla, prácticamente su carrera podría estar acabada, estuvo 8 largos meses en inactividad, no jugó los juegos olímpicos para su país, pero para sorpresa de todos, volvió más fuerte, nada más ni nada menos que siendo la gran figura de la selección de Brasil que ganó el Mundial 2002 en Corea y Japón. Un claro ejemplo de superación y mentalidad ganadora, dispuesta al afrontamiento con la adversidad.
El deporte como tal por supuesto que nos brinda de múltiples beneficios en nuestra salud física, pero una vez que entendemos que el lado emocional puede verse beneficiado, es cuando realmente comprendemos la importancia de su práctica, al hacerlo de forma continuada aporta numerosos beneficios en la salud física y psicológica, si nos mantenemos activos establecemos un bienestar mental mejorando de forma significativa nuestra calidad de vida.
Todo lo que proporciona el deporte, refiriéndome a las capacidades positivas, podemos llevarlas a diferentes terrenos de la vida diaria, la resiliencia claro está, tendrá una gran relevancia en nuestras relaciones sociales, escuela y trabajo. ¡Pongámosla en práctica!