Diversos sucesos nos dejan una profunda huella y grandes recuerdos, sobre todo aquellos que tienen lugar en la juventud, cuando la vida toma rumbos que definirán nuestro futuro. Para los aficionados al deporte, dichas vivencias van acompañadas, en numerosas ocasiones, de momentos cumbre como campeonatos de futbol, que hacen que determinados pasajes de la existencia queden vinculados para siempre en la memoria con esos grandes eventos.
Tal es el caso de un cuento cuya trama aborda la Copa Mundial de Futbol Italia 90. El relato es “Un verano italiano”, del escritor argentino Eduardo Sacheri (1967), de cuya obra ya les hablado anteriormente en este espacio. El título de este texto hace alusión al himno oficial que aquel Mundial, “Un’estate italiana”, al que también le dediqué un artículo completo aquí en Canciones de los Mundiales: “Un verano italiano”
El protagonista de la historia es un periodista que escribe una columna semanal para un periódico argentino. A falta de un día para entregar su texto, no se le ocurre ningún tema interesante sobre el cual hablar. Entonces recurre a su pasión futbolera y la nostalgia para abordar la época cuando estudiaba la carrera de economía, en la que no era muy feliz porque no tenía verdadera vocación, pero cuyos primeros semestres coincidieron con la realización del Mundial Italia 90.
El futuro periodista forma parte de un grupo de estudio con algunos compañeros de facultad, con quienes también comparte el gusto por el futbol, por lo que van a ver los partidos de la selección argentina en la Copa del Mundo a los bares y cafeterías cercanos a la universidad, pero todo cambia cuando conoce a Victoria, novia de uno de sus condiscípulos, de la que se enamora. Bien sabe que ese amor es imposible: la chica está próxima a casarse y él no tiene la galanura para llamar su atención. Pero, sorpresivamente, su suerte empieza a mejorar a la par que la del combinado albiceleste.
Es así que, mientras Argentina debe reponerse a la derrota ante Camerún en la inauguración del Mundial, la pérdida de su portero titular, Nery Pumpido, por lesión ante la URSS, vencer a Brasil en un sufridísimo partido de octavos de final, superar dos cardiacas definiciones en penales, ante Yugoslavia e Italia, que tuvieron como héroe al guardameta Sergio Goycochea y, por último, enfrentar en la final a Alemania, el protagonista del relato ve cómo su historia de amor con Victoria está a punto de cristalizarse cuando lucía como algo improbable, al igual que la Albiceleste parece enfilarse al bicampeonato a pesar de los pronósticos en contra, todo musicalizado con la melodía de “Un verano italiano”, canción que para siempre relacionará con esa etapa de su vida.
Los invito a leer “Un verano italiano”, incluido en el libro La vida que pensamos, y, además de descubrir si el protagonista logra ser el nuevo novio de Victoria, recordar el paso de Argentina en Italia 90, donde tuvo como figuras a Goycochea, Claudio Caniggia y al inolvidable Diego Armando Maradona.