Hace tiempo, en este mismo espacio, les hablé del poeta de Cuba Nicolás Guillén (1902-1989) y su relación con las disciplinas atléticas, ejemplificada en su poema “Deportes”, incluido en su libro “La paloma de vuelo popular” (1958). En dicho texto, como les platiqué la vez anterior, el autor aborda el box, el ajedrez y el beisbol, tres especialidades sumamente populares en esa isla del Caribe. Vimos también cómo Guillén menciona a diversos peleadores de su tiempo, tanto estadounidenses como cubanos, que él admiraba cuando era niño.
En esta segunda parte, les hablaré de las dos disciplinas restantes mencionadas en el poema, que inspiraron a Guillén para escribir y demostrar que el músculo no está peleado con el intelecto, sino que son complementarios. El poeta recuerda al ajedrecista cubano José Raúl Capablanca (1888-1942), campeón mundial de 1921 a 1927, por lo que, en su época, se convirtió en todo un embajador no sólo del Juego Ciencia, sino de su país en general.
Guillén escribe: “Recuerdo a Capablanca, me lo recuerdan./ —Tú, que vienes de Cuba, ¿no has visto a Capablanca?/ —Tú, que vienes de Cuba, ¿cómo era Capablanca?/ (Yo respondo que Cuba/ vuela en la tarde como una paloma triste.)/ —Tú, que vienes de Cuba, ¿no vendrá Capablanca?/ (Yo respondo que Cuba/ suena en la noche como una guitarra sola.)/ —Tú, que vienes de Cuba, ¿dónde está Capablanca?/ (Yo respondo que Cuba es una lágrima.)/ Así pues Capablanca/ no está en su trono, sino que anda,/ camina, ejerce su gobierno/ en las calles del mundo./ Bien está que nos lleve/ de Noruega a Zanzíbar,/ de Cáncer a la nieve”.Nocaut de poesía: “Deportes”, de Nicolás Guillén
Como se ve en el poema, un deportista excepcional como Capablanca muchas veces se convierte en representante de su nación, la pone en el mapa, se le identifica con ella, le da prestigio. Así sucedía, en el caso de nuestro país, en los años 80 con el futbolista Hugo Sánchez cuando era toda una estrella en el Real Madrid de España, con Julio César Chávez en el boxeo y Fernando Valenzuela en el beisbol de Grandes Ligas con los Dodgers de Los Ángeles, tres magníficos atletas que hacían que aficionados de todo el mundo pensaran en México al escuchar sus nombres. Del mismo modo sucedía con el cubano Capablanca. De la cancha al idioma: las frases deportivas
Sobre el Rey de los Deportes, el poeta dice: “Niño, jugué al béisbol./ Amé a Rubén Darío, es cierto./ Él fue mi rey, mi sol./ Pero allá en lo más alto de mi sueño/ un sitio puro y verde guardé siempre/ para Méndez, el pitcher –mi otro dueño”. Aquí Guillén habla de dos de sus más grandes ídolos: en la literatura, el inmortal poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916); en el juego de los jonrones y los ponches, el pitcher cubano José de la Caridad Méndez (1887-1928), el Diamante Negro, que llegó a las Ligas Negras de Estados Unidos.
Pueden leer “Deportes” en internet y encontrar otra conexión, de las muchas que existen, entre deporte y cultura.