El pueblo mexicano, históricamente, se ríe de sus desgracias, y el deporte de nuestro país no está excluido de esta tragicomedia, en este caso el futbol, con un episodio que inspiró una pieza literaria. Se trata del cuento “¡Empatamos, Pilar!”, escrito por José Martínez Torres, Leopoldo Vial Gonzaga y Miguel María Roldán. Este texto relata la historia del partido entre las selecciones de México y Alemania durante la Copa del Mundo Argentina 78, uno de los capítulos más tristes de nuestro balompié, pues el equipo tricolor terminó goleado 6-0.
Aquel combinado mexicano era dirigido por José Antonio Roca, legendario técnico que alcanzó el éxito en el banquillo del América al salir campeón de liga y copa, lo que le mereció ser elegido para comandar a la selección nacional en el Mundial argentino.
Había justificadas esperanzas en el equipo y afición aztecas por la aparición de jóvenes figuras que prometían una renovación exitosa para nuestro balompié. Futbolistas como Leonardo Cuéllar, “El Gonini” Vázquez Ayala, el portero Pilar Reyes, Guillermo “Wendy” Mendizábal, Alfredo Tena, Cristóbal Ortega y Hugo Sánchez, entre otros, prometían hacer un buen papel y clasificar a segunda ronda tras enfrentar a sus rivales de grupo: los germanos, Polonia y Túnez. El optimismo era grande y se hablaba de una victoria sobre el equipo africano, un empate ante los polacos y una inevitable aunque honrosa derrota frente a los teutones, suficiente para lograr el pase.
Sin embargo, México perdió 3-1 el partido que en teoría debió ganar, ante Túnez, y llegaba muy presionado contra los alemanes. El cuento nos habla de la desunión del equipo antes del partido, que se desordenó muy pronto en la cancha, que no desarrolló lo que sabía hacer y que provocó el enojo del entrenador. El relato nos muestra a un Roca molesto con sus futbolistas porque no siguieron su estrategia, pero también el reconocimiento de estos de no poder competir con rivales cuyo nivel es muy superior.
Todo pinta mal para los mexicanos al término del primer tiempo: van perdiendo 3-0 y el portero Pilar Reyes, entonces estrella de los Tigres de la UANL, ya no puede salir para la segunda parte por lesión; Pedro Soto entra en su lugar. Reyes se queda en el vestidor para recibir atención médica y escucha los gritos de gol de la afición con la esperanza de que esas anotaciones sean mexicanas. El encuentro acaba y Soto entra al vestidor; Reyes lo mira con expectación y Soto le dice: “¡Empatamos, Pilar!”. “¿¡Tres a tres!?”. “No. Te metieron tres a ti y tres a mí”.
Nunca sabremos si esta anécdota fue real o un invento del ingenio mexicano para reírse, una vez más, de sus tristezas. Pueden encontrar “¡Empatamos, Pilar!” en el libro del mismo nombre, publicado en 2009, y verle el lado divertido a la peor actuación de México en los Mundiales, pues terminó perdiendo todos sus partidos y en último lugar de la competencia, lo que le valió el ominoso mote de “ratones verdes”.