A esta pregunta la respuesta inmediata de la gran mayoría podría ser si, por supuesto que el deporte ayuda y contribuye a tener una sociedad más sana física y mentalmente, también refuerza el proceso de enseñanza de valores en niños y jóvenes. Asumiendo esta primera respuesta como positiva, el siguiente cuestionamiento sería, ¿Qué tanto aprovechamos el deporte en nuestra vida cotidiana para mejorar nuestro presente y tener un mejor futuro como grupo social?, ¿Estamos realmente aprovechando los valores que aporta el deporte en la formación de las niñas y niños de nuestra sociedad?
Algunos ejemplos de los valores deportivos son: disciplina, trabajo en equipo, convivencia, justica, compañerismo, respeto y sana competencia, por mencionar algunos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) solo el 19.3% de los niños y niñas a nivel global practican deporte y si a esta información le sumamos los datos de la UNICEF del 2019 donde indican que 1 de cada 3 niños y niña padecen obesidad y sobrepeso. Tenemos como resultado que, tan solo el 20% de la población infantil tiene acceso a el aprendizaje de valores por medio de la práctica deportiva. Esta información evidencia que, el impacto de los valores deportivos podría llegar a un número mucho más amplio de niñas y niños que actualmente no tienen acceso al deporte, o el entorno no se ha ocupado de acercarlos a la práctica deportiva. Con estos datos es muy claro todo el trabajo que hay por delante respecto a la iniciación deportiva.
La iniciación deportiva infantil debería ser tomada como un tema mucho más serio. Si bien es cierto, el núcleo familiar es el principal responsable de acercar a las niñas y niños al deporte en edad temprana, no podemos olvidar que también existen factores y agentes sociales que podrían ayudar a que este acercamiento se realice con más éxito que hasta ahora. Algunos autores sugieren la iniciación en la práctica deportiva entre los 7 y 8 años o antes de la adolescencia, esta etapa es considerada la mejor para aprender diferentes deportes, desarrollar habilidades, inculcar valores e incorporar el deporte como un hábito para nuestra vida de joven y adulto.
Es importante tener en cuenta que la práctica deportiva ayuda a formar niños y jóvenes más sanos mentalmente y con una buena motricidad, un estudio publicado por el periódico “El País”, del Dr. Terry Senjnowski, de The Salk Instite for Biological Studies nos revela en una investigación que, la practica repetida de una actividad física nos ayuda a seguir generando neuronas a lo largo de nuestra vida, contrario a lo que se pensaba que las neuronas no se regeneraban. Como bien lo dice el Dr. Sejnowski “La clase de deporte y el recreo son la parte más importante del plan de estudio”.
Cabe destacar, que el deporte no es el único camino para reforzar valores en las nuevas generaciones, podemos explorar también actividades artísticas, científicas, culturales y sociales; por poner ejemplos, así que no tenemos excusa, como parte de esta sociedad apoyemos desde nuestra posición la iniciación de niños y adolescentes a cualquier actividad que inculque valores y principios, para reforzar la construcción de una mejor sociedad en el presente y de cara al futuro.