El lenguaje deportivo es rico en expresiones que muchas veces trascienden su ámbito y se integran a los recursos lingüísticos que utilizamos a diario. Es un hecho innegable que los medios de comunicación masiva, como la prensa escrita, la radio y la televisión, han influido desde hace muchos años en el modo en que mucha gente que los sigue se expresa, pues los toma como modelos de lo que es correcto lingüísticamente hablando, aunque muchas veces esto no sea así.
De este modo, los deportes y sus reglas, su jerga, sus peculiares expresiones, transmitidas a lo largo de los años por los medios con su gran poder de penetración, han contribuido a enriquecer el idioma español con frases que cualquier persona emplea aun sin ser aficionada a algún deporte en específico y casi sin darse cuenta.
Es así que el deporte nos ha dejado frases que se aplican en la vida diaria en general como las siguientes: en el caso del futbol, cuando una persona es sorprendida en una situación que la deja mal parada (por ejemplo, un hombre casado tratando de conquistar a una mujer), se dice que la agarran en fuera de lugar. Cuando alguien comete una falta grave contra otro (la mala conducta de un estudiante hacia un compañero, digamos), merece que le saquen la tarjeta roja. Si una persona desaprovecha la oportunidad de lograr algo importante (de “anotar un gol” en el trabajo consiguiendo un mejor puesto), se habla de que la mandó a tiro de esquina. Si alguien sale airoso al explicar ante un superior una decisión tomada para resolver un problema, se le dice “¡Bien bajado ese balón!”.
El box también ha hecho una importante contribución a este arsenal lingüístico: ¿quién de nosotros no ha quedado noqueado después de una ardua jornada laboral? ¿Quién no ha estado a punto de tirar la toalla ante una situación difícil de resolver? ¿Quién no pide esquina el viernes por la tarde después de una semana de trabajo especialmente intensa? ¿Quién no ha sido salvado por la campana cuando ocurre un suceso imprevisto que lo saca de un problema? Muchos hemos estado contra las cuerdas al enfrentar circunstancias que superan nuestras fuerzas.
Hablando de beisbol, hay gente que no se decide a resolver una determinada situación ni permite que otros lo hagan, o sea que ni picha ni cacha ni deja batear. Hay otros que llegan barriéndose al trabajo y tocan base para checar su tarjeta de entrada a tiempo. Algunos se vuelan la barda con una acción positiva o negativa (los que sorprenden a su esposa llevándole mariachi en su cumpleaños o quienes olvidan la fecha de su aniversario). Algunos intentan salvar una situación que otro no pudo resolver y se convierten en el bateador emergente; en tanto, otros resultan bateados en el amor o en alguna otra cuestión.
Como las frases que el deporte ha aportado a la lengua son muchas y el espacio limitado, es hora de pedir un tiempo fuera para continuar con este tema la próxima semana, no sin antes recordarles que esto no se acaba hasta que se acaba.