Aquellos aficionados al futbol que vieron al América de los 80 seguro recuerdan a Panchito Hernández, legendario directivo del cuadro azulcrema que fue responsable de reclutar a jugadores extranjeros tan emblemáticos como el brasileño Antonio Carlos Santos, entre muchos otros que hicieron época con las Águilas. Hernández tenía tanto acierto para elegir futbolistas porque no sólo consideraba su talento en la cancha: también realizaba un seguimiento a la vida personal de los futuros elementos para garantizar un desempeño idóneo en el equipo.
Hernández fue ejemplo perfecto del cazatalentos que muy rara vez fallaba al elegir a un integrante de calidad para su club. Su historia es similar a la que observamos en la película de 2012 “Curvas de la vida” (Trouble with the curve), protagonizada por Clint Eastwood y Amy Adams y dirigida por Robert Lorenz. Esta cinta aborda la vida de Gus Lobel (Eastwood), un veterano y experimentado buscador de talentos de los Bravos de Atlanta, del beisbol de las Grandes Ligas. A pesar de su innegable conocimiento para reclutar peloteros, Gus se enfrenta a circunstancias que lo ponen cada vez más cerca del retiro, cosa que él no desea.
Estos factores son, por un lado, su salud, pues comienza a sufrir problemas de visión que afectan su trabajo y vida diaria, aunque él trate de ignorar el problema y no hablarlo con nadie; por otra parte, los tiempos en la pelota caliente han cambiado y los ejecutivos de las novenas de Ligas Mayores ahora prefieren dar seguimiento a las jóvenes promesas a través de las estadísticas que están a su alcance en internet y abandonar el trabajo de campo que constituye acudir a los parques de beisbol de pequeños pueblos y escuelas para observar prospectos, labor que Gus ha llevado a cabo toda la vida.
Así las cosas, cuestionado en sus procedimientos y decisiones, el viejo cazatalentos tiene una última oportunidad para demostrar su sapiencia beisbolística y elegir al bateador ideal para los Bravos, misión en la que su hija, Mickey (Adams), preocupada por la salud y futuro de su padre, será de gran ayuda, y no sólo eso, sino que servirá, además, para recomponer su relación afectiva, dañada de mucho tiempo atrás por el demandante trabajo de Gus. Esta cinta también nos muestra la lucha entre los viejos métodos en el deporte y los nuevos. Ante la “comodidad” de elegir peloteros con estadísticas desde una computadora, Gus argumenta que éstas jamás revelarán los sentimientos por los que pasa un beisbolista con un bat en las manos a punto de enfrentar al pícher, su malestar ante un error cometido, su bajo desempeño debido a su estado emocional y muchas circunstancias más que sólo son palpables en el contacto personal, que él ha tenido con sus prospectos durante años. “Curvas de la vida” está disponible en plataformas de compra y renta de películas para pasar un buen momento con una historia que también representa una metáfora entre el beisbol y la vida.